Alguien me enseñó que la madurez era la capacidad de afrontar las frustraciones, y hoy, sé que también es la de asumir con responsabilidad nuestros errores… es más digno.
Pero no deja de causarme gracia la actitud de algunas personas, por lo general en los extremos, por un lado la de los que tratan de evadir siempre los problemas antes de resolverlos, como si por dejar de verlos fuesen a desaparecer. Por el otro la de los que se dan con la misma pared centenares de veces antes de pasar a la evasión.
Incluso hay un tercer grupo, los ingenuos; los que ofrecen el sol, la luna y las estrellas y encima con la etiqueta de: aquí tenemos lo que nunca le han dado. ¿Será que esa gente cree que uno siempre ha sido masoquista? ¿que quien se enamoró no fue porque algo bueno tuvo que haber visto en el otro?
Hay quienes no entienden que ya todo está inventado y que querer venir a vender el agua tibia como la novedad del milenio, es simplemente o muy ingenuo o muy idiota —aunque la línea que separa estos dos conceptos es delgada y difusa—.
El error de los que insisten en esperar que los demás vuelvan a ser lo que un día fueron, es no aceptar que tal vez, exista una mínima posibilidad de que se hayan equivocado en escoger a la persona con la que decidieron pasar el resto de la vida. En resumen, el orgullo los hace tercos, más que perseverantes.
El error de los que deciden hacerse los pendejos es exactamente igual al anterior pero pasivo: la desidia. Se resignan a que pusieron la torta y cargan con su cruz camino a su crucifixión… pero no tiene que ser necesariamente así, es cuestión de actitud.
Señoras y señores, niños y niñas en camino a la adultez, por favor… empiecen a comportarse como gente grande y a dejar de creer en cuentos de Santa Claus o Blancanieves; no existen las manzanas envenenadas (a menos que hayan pasado por PDVAL), ni los besos que rompan hechizos (porque para empezar los hechizos tampoco existen).
La vida real no tiene nada que ver con las novelas o las historias épicas así que, tome las riendas de su vida y deje de creer que usted es Edipo y tiene que cumplir irremediablemente con su destino. Si su relación ya no le funcione, déjela en los mejores términos posibles y siga adelante, porque ni el otro se va a convertir en lo que usted desea, ni usted va a ser feliz como un autómata.
Tampoco crea en cuenticos de ‘un clavo saca a otro clavo’, porque cualquiera con un poquito de astucia, detecta su carencia y cual infomercial barato le ofrece lo que ‘usted necesita’ y al final, sólo es publicidad engañosa y el CVCA* vuelve a comenzar.
La recomendación general: ubíquese en el espacio. No sé si crea en universos paralelos pero usted vive es en este, y la vida es muy corta como para andar amargado por ‘cumplir’ preceptos o standares socialmente aceptados; vaya por lo que quiere y cuando descubra que fue una mala decisión, asúmase humano, que se equivoca, y continue con su vida.
Deje los apegos, aunque desde el sedentarismo se dice que el hombre es un animal de costumbre, la supervivencia debe prelar sobre la funcionalidad. No estamos en el mundo simplemente para nacer, reproducirnos y morir, sino para darle sentido a nuestra existencia, y hace ya varios siglos que ser un mártir del amor dejó de ser pop, así que procure vivir para constriur su propia felicidad, porque nadie lo va a hacer por usted.
*CVCA: Círculo Vicioso de Causalidad Alienatoria